Todo el mundo conoce a Miss Gipuzkoa
En el bar de la Facultad de Económicas. Madrid. 2 de la tarde:
- ¿Te acuerdas de aquella chica que conocimos en Pacha Bilbao y que intentamos emborracharla, pero que tuvo que venir la ambulancia a por nosotros?
- Sí, hay que ver cómo preparan los cócteles en el País Vasco.
- Pues su prima tiene una amiga que conoce a Miss Gipuzkoa.
- Anda, no me digas.
A la misma hora en la taberna Kakorri (Laredo):
- ¿Pues no que ha ganao el concurso a Miss España la zagala aquella que nos encontramos haciendo autoestop en la autovía?
- Ni era una zagala ni te la mamó como agradecimiento a que la recogieras.
- Ah, coño... Pues se parece.
En el mismo sitio a la misma hora:
- Pues me ha dicho mi sobrina, que se ve que su cuñado trabaja donde trabaja la tía de Miss España, que la chica se operó las tetas y los pómulos.
- Pues según mis fuentes -que son más fidedignas que las tuyas-, resulta que antes era un tío, pero que se cambió de sexo porque en el concurso de Mister había más competencia.
- No me extraña que ganara. Eran todas más feas que Karmele.
Según cuenta la leyenda, todo el mundo conoce a alguien que conoce a alguien que conoce a alguien que conoce al Rey. No nos extrañe encontrar entre el montón de correos electrónicos que aparecen en los emails FWd:: la dirección 'juanca_elrey@hotmail.com'. Resulta que tengo un amigo que de pequeño iba a la consulta del Dr. Mejide, el padre del archiconocido vendedor de sí mismo que ahora aparece hasta en la sopa. Me ha contado que le olía el aliento a ajopringue. A partir de esa transmisión de información ya me creo en el derecho a pensar que sé algo de Risto Mejide, a opinar de él y a hablar de él (mal, por supuesto) como si le conociera de toda la vida.
Siempre decían en el colegio que Lidia Bosch vivía en aquel mismo pueblo. Yo nunca la vi, pero a todos los foráneos les decía que Lidia Bosch vivía allí y que estaba muy contenta de aquel pueblo de olor a azufre. Seguramente Lidia Bosch nunca vivió allí, su madre no regentó (como decían) una panadería y estuviera hasta la polla de la peste que hacían los vecinos del pueblo de al lado.
Seguramente por eso ha estado un tiempo desaparecida y ahora ha vuelto con un anuncio donde se dice que una de las protagonistas es Lidia Bosch, pero que -al menos- la nariz, los pómulos, la barbilla y el abdomen no son de la Lidia Bosch que el amigo del amigo del amigo de mi amigo del colegio conocía.
Y es que tiene que ser fóbico saber que todo el mundo conoce a alguien que conoce a alguien que conoce a alguien que te conoce. Menos para el Rey, que está encantado. Se lo dijo el otro día a mi vecino, mientras le ayudaba a cambiarle la rueda a su moto.
- ¿Te acuerdas de aquella chica que conocimos en Pacha Bilbao y que intentamos emborracharla, pero que tuvo que venir la ambulancia a por nosotros?
- Sí, hay que ver cómo preparan los cócteles en el País Vasco.
- Pues su prima tiene una amiga que conoce a Miss Gipuzkoa.
- Anda, no me digas.
A la misma hora en la taberna Kakorri (Laredo):
- ¿Pues no que ha ganao el concurso a Miss España la zagala aquella que nos encontramos haciendo autoestop en la autovía?
- Ni era una zagala ni te la mamó como agradecimiento a que la recogieras.
- Ah, coño... Pues se parece.
En el mismo sitio a la misma hora:
- Pues me ha dicho mi sobrina, que se ve que su cuñado trabaja donde trabaja la tía de Miss España, que la chica se operó las tetas y los pómulos.
- Pues según mis fuentes -que son más fidedignas que las tuyas-, resulta que antes era un tío, pero que se cambió de sexo porque en el concurso de Mister había más competencia.
- No me extraña que ganara. Eran todas más feas que Karmele.
Según cuenta la leyenda, todo el mundo conoce a alguien que conoce a alguien que conoce a alguien que conoce al Rey. No nos extrañe encontrar entre el montón de correos electrónicos que aparecen en los emails FWd:: la dirección 'juanca_elrey@hotmail.com'. Resulta que tengo un amigo que de pequeño iba a la consulta del Dr. Mejide, el padre del archiconocido vendedor de sí mismo que ahora aparece hasta en la sopa. Me ha contado que le olía el aliento a ajopringue. A partir de esa transmisión de información ya me creo en el derecho a pensar que sé algo de Risto Mejide, a opinar de él y a hablar de él (mal, por supuesto) como si le conociera de toda la vida.
Siempre decían en el colegio que Lidia Bosch vivía en aquel mismo pueblo. Yo nunca la vi, pero a todos los foráneos les decía que Lidia Bosch vivía allí y que estaba muy contenta de aquel pueblo de olor a azufre. Seguramente Lidia Bosch nunca vivió allí, su madre no regentó (como decían) una panadería y estuviera hasta la polla de la peste que hacían los vecinos del pueblo de al lado.
Seguramente por eso ha estado un tiempo desaparecida y ahora ha vuelto con un anuncio donde se dice que una de las protagonistas es Lidia Bosch, pero que -al menos- la nariz, los pómulos, la barbilla y el abdomen no son de la Lidia Bosch que el amigo del amigo del amigo de mi amigo del colegio conocía.
Y es que tiene que ser fóbico saber que todo el mundo conoce a alguien que conoce a alguien que conoce a alguien que te conoce. Menos para el Rey, que está encantado. Se lo dijo el otro día a mi vecino, mientras le ayudaba a cambiarle la rueda a su moto.
3 comments:
Genial.
Pues yo conozco a un amigo del amigo de tu amigo que dice que te conoce y que sigas así con la wen, que no sabe como compaginas el alcohol con la informática pero que lo llevas muy bien ;)
Pues yo no conozco a nadie que conozca a alguien que te conozca, y ya me gustaría.
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