Thursday, May 04, 2006

Patentado

Si el Australopithecus que inventó la rueda hubiese patentado su artilugio, ahora no estaríamos hablando del tío Gilito como el bicho con más pasta gansa (nótese el chiste fácil) de todo el mundo.
Como buen espectador del Beackman que soy siempre he querido tener una rata gigante en mi cuarto –algo que tras años y años de acumular mierda ya he conseguido- e inventar algo –lo que sea- que me aporte felicidad para el resto de mi existencia, o sea, que me haga pudrirme de rico. Quien dijo que el dinero no da la felicidad seguramente fuera un ex-alcalde marbellí.
Tampoco hay que inventar grandes cosas para forrarse. Seguramente quien descubra la vacuna contra el SIDA ni siquiera salga en las noticias. Lo que vende son los desfiles de moda y la fórmula 1. Qué cabrón el Fernando Alonso. Con esas cejas depiladas y tanto maquillaje se parece cada vez más a su guiñol. Pero míralo él; cuando en otras circunstancias lo hubiesen pulido a multas por exceso de velocidad, se está forrando por ser el más rápido. Y de rebote el tipo que decidió pegarle una pegatina de una flor destrangis en su coche. El Sr. Guru estuvo en el momento justo en el sitio adecuado. Nutriéndose de ese boom floral también están los de Loreak Mendian, que con el mismo puto dibujo están vendiéndole sudaderas a todos los pijos que creen que cuanto más cara es la ropa es porque el diseño está más currado. No hay nada más que ver las camisetas de Bultaco o Carlsberg, que en Copenhagen la regalaban cuando comprabas un pack de 12 cervezas, y en Barcelona te cuesta 35 € porque es la que llevan los pijos. Durante un tiempo estuve intentando vender mis camisetas a las amigas pijas de mi hermana, para ver si las ponían de moda y todos los pijos querían pagar 40 € por una camiseta del mercadillo con el dibujo del Che-Homer.
Supongo que pegarles pegatinas del Che-Homer en la frente fue una táctica de merchandising agresiva. Pero así empezó el tipo que creó el famoso burro catalán, y ahora todos los coches tienen la pegatina del burro, o el burro follándose al toro, o el gato que se parece al burro que se parece al toro, o la madre que parió al burro. Una cosa: el burro catalán no existe; es producto del merchandising.
O los tipos de Vaho que decidieron coger las banderolas de PVC de Barcelona y hacer bolsos con ellas. Me parece una buena idea la del reaprovechamiento de material. El problema es que ahora los cienes de empresas que siguen la misma fórmula, se deben pegar por conseguir las banderolas, y hasta se deben fabricar banderolas expresamente para convertirlas en bolsos, con lo que se jode la idea del ecodiseño.
Yo de momento sigo en Berlín, intentando exportar ideas y pegando pegatinas del Che-Homer a todos los teutones en la cara, intentando no cogerles pelos del mostacho, porque entonces sí que se cabrean.
La clave seguramente sea estar en el momento justo en el sitio adecuado, pero no soy omnipotente, sino todo lo contrario.

Che-Homer en el monumento a los judíos de Berlín

2 comments:

Anonymous said...

Hola! Me llamo Toni y me gustaría contactar con Meirin, el autor de este blog. Existe alguna posibilidad? Gracias! tonitio79@hotmail.com

Anonymous said...

jonmeirin@hotmail.com