Sunday, July 16, 2006

Checkin

Como dijo David Carradine en Kung-Fú: ‘el viejo dragón tendrá heridas que le ayudarán a conocer el camino’. Claro que también dijo que los ojos de chino sólo los pondría para la serie y sigue teniendo la misma cara en Kill Bill. Así que mucha credibilidad no se le puede dar.
Si sustituimos la palabra ‘dragón’ por ‘mamón’ todo encaja, cuán puzzle cósmico.
Desde que somos pequeños intentamos separar lo que nos gusta de lo que no nos gusta, aunque empezamos con menos criterio que el modista de ‘Salsa Rosa’. Mientras tu madre estaba en la cola de la carnicería tú te entretenías con el hijo de la vecina porque era el único que había en la tienda al que podías mirar a los ojos y no al solomillo.
Cuando vas creciendo y te das cuenta de que tu vecino es un gilipollas, pasas de él cuando te lo encuentras en el rellano. Y así, descartando primero lo que no te gusta, vas encontrando lo que te gusta, ya se trate de amigos o posturas sexuales.
¿Que te dicen de ir a ver una peli de Meg Ryan con 17 años? Pues, mira, vas a ver si esta vez se le ve algo de chicha. Pero con 23, y después de ver ‘Tienes un e-mail’ por quinta vez con tu quinto ligue consecutivo y se le sigue sin ver ni siquiera un pezón (ni a Meg Ryan ni a tu novia), te das cuenta de que Meg Ryan no te gusta, y te pasas a las pelis de matar de Charles Bronson, que al menos hay violencia gratuita en lugar de orgasmos fingidos gratuitos.
Pongamos que te compras el primero de los treinta y cuatro pisos que, con tu floreciente economía, vas a poder permitirte en tu asquerosa vida. El profesional de la cadena ‘Els tigres’ te preguntará que cómo quieres el suelo. En esos momentos te preocupa más cómo coño vas a pagar los primeros 50 años de la hipoteca que de qué material está hecho el suelo, que sólo sirve para pisar, joder. El profesional, como buen profesional que es, te pondrá moqueta beige, para joder. Y te darás cuenta que el suelo no sólo sirve para pisarlo y para un revolcón salvaje de vez en cuando, sino que también sirve para limpiarlo periódicamente. Y te cagarás -como tantos otros- en suputavieja. Pero para eso están los profesionales, para hacerte la vida más fácil.
Yo ya he pasado por habitaciones con gres, moqueta y madera. De momento, sé que no me gusta ni el gres ni la moqueta; podría quedarme con la madera, pero aún me quedan por probar la pizarra, el corcho, el cartón y el césped. Por fin sé que el helado que más me gusta es el de sabor a avellana. Pero para llegar a esta conclusión he tenido que pasar por el tuttifrutti, la fresa, el pistacho, el helado azul fosforito 'pitufo' y el mango-maracuyá-guayaba francesa. Aunque cuando salga el helado con sabor a palodú ahí estaré yo y mi atrofiado sentido del gusto comprobando si mejora lo presente.

2 comments:

Eulalia said...

Lo has pillado enseguida, hermoso: tú llegarás lejos.
Un beso.

Quiero ser como tú said...

Muy bueno... Es un método de aprendizaje, no? Como el ratón en el laberinto, en busca del buen camino... o del queso.