Thursday, July 20, 2006

Somos compost

La materia ni se crea ni se destruye: se deplaza a mi escritorio.
He aprendido de ‘La Razón’ a dar un titular acojonante y luego a rellenar el resto de la noticia con palabras al libre albedrío. Vayamos a por lo segundo:
Mi nueva lámpara de IKEA es difícil de describir. Supongamos la nave espacial del Doctor Spok; pongámosle alerones; quitésmole uno de los depósitos de gasolina; ampliémosle el eje de resistencia; reduzcámosle la sala de mandos; agregémosle una bombilla y un interruptor. Todo eso con las debidas instrucciones en sueco, claro está. Esa es mi nueva lámpara de IKEA, muy moderna, pero que calculo yo que en tres días me habré cansado de tanta innovación nórdica. ¿Y después qué? Me dará pena tirarla, le daré la espalda e intentaré olvidarme de ella, lo mismito que Brad Pitt con Jeniffer Aniston. En ese mismo instante, el espacio de escritorio donde antes estaba la lámpara será ocupado por otro artilugio similar, ya sea un reloj de arena digital, un mando a distancia sin pilas, o un sacapuntas de fantasía. Y otra vez más de lo mismo: me cansaré y lo meteré todo en el agujero negro de debajo de mi cama. Y todo estará ahí ¿hasta cuándo? ¿Qué harán mis nietos con los cromos del mundial ’86? ¿Qué pensarán de las tetas de Samantha Fox cuando vean mis revistas porno? ‘¡Uy, cuánto pecho; desde que a Ana Obregón explotó en el Dragon Khan, esto ya no se lleva!’
Durante nuestra vida (calculo yo que unos 75 años) no paramos de acumular recuerdos en forma de basura (calculo yo que unos 750 kilos). Cajas y cajas llenas de cosas que luego no nos acordaremos a santo de qué las guardamos, y que más adelante, acabarán en el vertedero. En una de mis cajas he encontrado unas bragas firmadas por su dueña.
Sí, éso es lo mismo que yo me pregunto:
¿usó rotulador permanente o si las lavo se borrará?
Ahora que somos un país desarrollado y reciclamos la materia orgánica, y que en verano sufrimos el hedor que esto conlleva con orgullo, es curioso el hecho de que metamos en un cubo un rabo de champiñón o un hueso de jamón ibérico, todo acabará siendo exactamente lo mismo.
Reflexionemos -a ser posible en la playa y con un gintonic, sivuplé.

3 comments:

Anonymous said...

lo que da de sí una lámpara del IKEA :O
Me sorprendes XDDDDDD
Y respecto a lo de escribir posts que poco tienen que ver con el título de estos... bienvenido al club XD

Por cierto eso de mi video para la boda... yo creo que por lo menos los cinco minutos de film de canapés arriba y abajo en el aperitivo si , no? que pillar el puntillo lleva su tiempo XDDDD

CaRpE DiEm

Eulalia said...

Ay, Meirin!
Qué (auto)crítica a la sociedad de consumo más divertida.
Todos lo sabemos. Todos sabemos que, con lo que nosotros adquirimos pa ná, podría comer y tener vacunas y escuelas el Tercer Mundo completo.
Pero, mientras no tengamos las claves para que esto cambie, mejor hablar de ello que mirar para otro lado.
Un beso.

Anonymous said...

yo diria que si que tiene conexion. Algo mas sutil que otras veces, pero el titulo es esencial para entender el mensaje, creo.