Mal de ojo

Siendo un científico en paro como soy, no debería creer en el oscurantismo y la astrología. Pero desde que mandé a la mierda a una vidente el otro día, no todo me va como debiera o debiese. Todo empezó estando yo de servicio en mi puesto de helados, en posición Standby: taburete reclinado 25º N, pies apoyados en la nevera frontal, espalda tocando la puerta, cabeza ligeramente curbada hacia la derecha, ojos semicerrados, lengua fuera, baba cayendo.
-Hola querido, puedo haserte una consulta?
Yo que me incorporo:
-Por supuesto, señora. A su servicio, señora.
-¿Podría dejar estos panfletos publisitarios en tu establesimiento para que vós los dés a los clientes?
Y tanto, señora. No tengo yo otra cosa que hacer que repartir su publicidad.
-Déjelos ahí en la esquina, y a quien le interese ya los cogerá, señora.
-Está bien. Yo es que soy vidente, leo el futuro en las manos, en los posos del café y en la mancha del calzón.¿Cómo os llamás?
-Manolito, señora.
-Me estás mintiendo.
Coño
-¿Qué signo sós?
-Aries, señora.
-Dejáme pensar. Mmmmmmm, te vaticino cambios en el amor y el trabajo.
-Ah, muy bien. Me parece perfecto. Gracias, señora.
...
...
-¿Quiere algo más, señora?
-Bueno, ¿no tenés nada para darme? Acabo de leerte tu futuro.
Mecawen, y yo le voy a hacer toda la campaña de marketing de su 906. Se lo digo.
-Desconsiderado...
Y se va.
Y así me va, peor que a Bunbury.