Sunday, October 02, 2005

Tengui, falti

Un Ipod es un aparatejo electrónico de 20 Gb para almacenar cosas. Un amigo mío tiene uno y ya no sabe qué meterle. Está tan desesperado que se ha bajado estos textos para releérselos en el tren, me imagino (un saludo, Bernat).
Los que nos educamos en la humildad del CPC 6128 sabemos lo que son los espacios pequeños, como cuando teníamos que borrar el Word para jugar al Monkey Island. Así que ahora, en cuanto vemos un agujero, siempre queremos rellenarlo.
La primera vez que me compré una bobina de CD's vírgenes, y por supuesto, después de fantasear con sus agujeros, intenté hacer una colección de versiones de canciones, pero lo dejé estar cuando me di cuenta que de "I will survive" hay más de 2000 versiones, desde Gloria Gaynor a los hermanos Calatrava.
Ni que decir tiene que mi garaje estaba vacío cuando lo compramos; pero ahora está lleno de cosas que me encuentro en la calle; desde el futbolín a una mesa coja y apolillada divina de la muerte que no sirve para nada, igual que el futbolín, para más inri.
Hago la prueba mientras estoy delante del ordenador: con la mano derecha puedo coger una lata de Coca-Cola de las que dan en los aviones. Fecha de caducidad, octubre del '92.
Con la mano izquierda puedo tocar... no querais saber lo que acabo de tocar con la mano izquierda.
Cuando coleccionaba cromos y me faltaba -cómo no- el cromo de Laudrup, enganchaba las pegatinas de las mandarinas, porque no soportaba ver ese espacio vacío.
Recojo a los que hacen autostop en la Diagonal y van para Melilla, aunque los dejo en Castefa, eso sí.
No me gustan los macarrones, prefiero los raviolis.
A mi perro me lo encontré en la basura.

Leo en el periódico que el hecho de acumular cosas y rellenar espacios vacíos con cosas inútiles puede ser una enfermedad. ¿Tendremos mi amigo el del Ipod y yo esa enfermedad? Me la suda.
El arquitecto que se inventó el Fórum ha hecho lo mismo.

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