Sunday, January 21, 2007

El rey del repollo refrito (C)

Ramonchín se llevaba al colegio el bocadillo de mayonesa para que sus colegas no se lo quitaran a la hora del patio. Por su masa corporal podrían haberle llamado Ramonchón. Su comida favorita era el pollo frito. Y además usaba gafas de culo de vaso y aparatos. ¡Ramonchín, ramonchín, tiene el pito pequeñín! -cantaban los de 3ºB. Cuando hacían el sorteo para ver quién iba con quién en el partido de fútbol, siempre era el último en ser elegido. Y jugaba porque, de otra manera, eran impares. Siempre se ponía de portero y los delanteros contrincantes jugaban a darle en la cara en vez de a meter gol.
Así fue su infancia hasta los 14. Para desmarcarse de sus compañeros e intentar hacerse respetar empezó a fumar y a beber ginebra. Se hizo una banda de rock&roll. Adelgazó. Se desfasó. Fue el rey de la capital. Llegó a lo más alto con 19 para después volver a caer estrepitosamente como lo había hecho de niño. Aparecía en programas de canales de provincias, discutía de cosas de las que no tenía ni idea con gente que ni conocía; y se creyó el rey del mambo cuando en realidad se estaban mofando de él, de su pasado de rockstar, de su tupé y de su voz de moco. Y se prometió a sí mismo que llegaría un día en que todos los que le humillaron y se rieron de él, de niño o de adulto, pagarían por ello.
Se hizo colega de un señor algo mayor que también tuvo una banda en su día, que se gastó todo lo que ganó en calimocho. Y fundaron una empresa que como nombre llevaba unas iniciales. Uno por su afán de tener más dinero para invertirlo en Don Simón, otro por sus ansias de venganza, consiguieron que el Estado -a cambio de no se qué- se pusiera a sus pies y gravaran (que no grabaran, que es delito) con impuestos hasta la jodida sintonía de los teléfonos Nokia. Cada vez que cantabas "la cucaracha ya no puede caminar", pagabas. Cada vez que imitabas el gag de las empanadillas de Móstoles, pagabas. Cada vez que decías "Grikandemorl", pagabas. Cada vez que discutías con tu pareja estilo Pimpinela, pagabas.
El tipo de Alta Fidelidad, John Cusack -aquél que grababa cassettes a sus novias sin previamente enviarle un email a Paul McArtney, Jimmy Hendrix o Nirvana- ahora vive en la miseria. Y seguramente, con las veces que menciono en este blog a Bunbury sin su expreso permiso, yo -a partir de ahora- también.
Y por Don Simón, niños, no le hagais bulling a vuestros compañeros, que de mayores se convierten en hijosputa.

2 comments:

Chasky said...

No hay cosa que más me joda de que un tío se las dé de listo cuando no tiene ni puta idea de nada y el ramoncín es uno de ellos.

frisona said...

la vida está para reirse de uno mismo por muchas zancadillas que te pongan, y al parecer ramonchín preferió poner la zancadilla o la mano
la verdad es que lo de la SGAE me cabrea y gente como ese también